El vidrio es el material perfecto para un estilo de vida bajo en residuos. No sólo es infinitamente reciclable, también se puede reutilizar de infinitas maneras en casa. Desde la decoración funcional y bonita, hasta el almacenamiento práctico, puedes dar un buen uso a esos tarros y botellas de vidrio y hacer que tu casa sea más sostenible.
Los tarros de vidrio facilitan la preparación de alimentos.
Muchos de los tarros de vidrio que tenemos proceden de los alimentos que comemos -yogures, salsas, mermeladas y más-, lo lógico es darles un buen uso en la cocina. Y como el vidrio no afecta el sabor de los alimentos en su interior, es el recipiente ideal para tus ingredientes.
Los tarros de mermelada son ideales para preparar deliciosas recetas de avena para desayunar al día siguiente. La próxima vez que estés a punto de vaciar un tarro, guárdalo. Añade en proporciones iguales hojuelas de avena y la leche de tu elección, también puedes agregar ingredientes extra como frutos secos, pepitas, chispas de chocolate o trozos de fruta, incluso un poco de yogur griego si quieres un punch de proteínas. Mézclalo, déjalo en el refrigerador toda la noche y tendrás un desayuno nutritivo e instantáneo a la mañana siguiente.
Otra forma inteligente de preparar la comida es utilizar tarros de vidrio para hacer una ensalada en un tarro. La clave está en poner primero el aderezo, luego las frutas y verduras troceadas, después las proteínas (quinoa, huevos, guisantes, pollo) y, por último, las verduras y las semillas o complementos crujientes que quieras incluir. ¿Y lo mejor? Sólo tienes que vertir la ensalada, agitarla un poco y ya está lista para comer (¡sin verduras reblandecidas!).
El vidrio hace una organización hermosa
Almacena la harina, el azúcar y otros cereales en tarros grandes para tener una despensa estéticamente agradable. El cierre hermético mantiene frescos tus ingredientes, y puedes identificarlos de un vistazo.
Los tarros más pequeños como los portavelas de vidrio son estupendos para guardar pequeños objetos por toda la casa. Son una forma estupenda de ordenar tus cajones desarreglados. Caben botones, lápices de colores, corchos de vino, caramelos, ligas y mucho más. Vacía el antiestético recipiente de cotonetes en un tarro de velas reutilizado y quedará lo suficientemente bonito como para ponerlo sobre un mueble ¡en lugar de esconderlo en tus cajones!
Según The New York Times, debes de dejar de quemar una vela cuando le quede un cuarto de pulgada de cera; todo lo que se necesita hacer es poner la la vela en el congelador durante la noche y golpear la cera, raspando los restos con un cuchillo de mantequilla. Después, el recipiente de vidrio estará listo para almacenar o incluso crear una vela nueva.
Puedes mejorar tus creativos juegos pintando las tapas e incluso añadiendo agarraderas en la parte superior para conseguir un aspecto más uniforme, aunque utilices tarros de distintos tamaños y estilos.
Haz manualidades con botellas de vino de vidrio
Las botellas de vino se convierten en preciosos y eclécticos centros de mesa cuando les añades un poco de pintura y les pones unas flores. Las luces LED, interiores o exteriores, añaden un toque de magia a cualquier centro de mesa de botellas de vino.
Saca las herramientas para crear manualidades con botellas de vino aún más divertidas. Puedes utilizar un cortador de vidrio para cortar la parte cónica de la botella de vino y ¡tendrás al instante nuevos vasos para beber!
O bien, conserva la botella entera y móntala en una tabla o en una pajarera alta para tener un comedero de pájaros instantáneo. Sólo tienes que llenarlo de semillas, darle la vuelta y lo dispensará lentamente para que los pájaros lo disfruten. Para colibríes añade un pico y llénalo de agua azucarada.
Los amigos de las plantas y el estilo de vida verde
Los tarros de vidrio son un recipiente ecológico para todo tipo de plantas. Las suculentas son especialmente sencillas de cuidar dentro de un tarro: basta con añadir un poco de tierra y regarlas de vez en cuando.
Aumenta el nivel con un terrario en un gran tarro de vidrio. La tierra, el musgo, las plantas pequeñas e incluso algunos tesoros del exterior, como trocitos de corteza, pinos y ramitas, crean un mundo encantador dentro de su recipiente de vidrio.
¿No tienes buena mano para la plantas? No hay problema. Los tarros de vidrio son los floreros improvisados perfectos para las flores compradas en la tienda.
Arte ecológico en vidrio
Al ser translúcidos y tan fáciles de limpiar, los tarros de vidrio son ideales para mezclar pinturas y guardar material artístico. También son el material perfecto para crear arte.
Sólo necesitas un poco de pintura y podrás crear cualquier escena. Utiliza plantillas en el interior para pintarlas, y añade unas velas de baterias para conseguir una encantadora decoración navideña. Involucra a los niños en una sencilla y divertida manualidad de papel maché pegando papel de seda en el exterior de un tarro de vidrio, colocando luces de pilas o barras de luz en el interior y ¡crea tu linterna personal!
Llena los tarros con agua y añade brillantina y colorante comestible para conseguir un tarro sensorial tranquilo que sea bonito y relajante a la vez. También puedes añadir arena de colores siguiendo un patrón para otra manualidad infantil que puede convertirse en decoración para el hogar.
Demuéstrales que te importan
Los frascos y tarros de boca ancha son prácticos para regalos navideños y recuerdos de fiestas. Puedes poner en varias capas los ingredientes del chocolate caliente e incluso galletas y el resultado queda precioso (¡y al final sabe muy bien!). Son fáciles de pintar y decorar por fuera, o basta con ponerles una cinta.
Otra gran idea de regalo es utilizar las botellas de vidrio para crear tus propios aceites de oliva infusionados o licores de frutas.
Así que la próxima vez que te sobren tarros de vidrio, en lugar de dejar que ocupen espacio en la alacena, ¡dales un buen uso! Y si tienes más de lo que puedes utilizar, recuerda – el vidrio puede pasar del centro de reciclaje al estante del supermercado en tan sólo 30 días. ¡Todos salimos ganando!
Fotos de Anna Mitchell