Para Marta Mamelka-Potts, los sonidos y olores de la fabricación del vidrio son familiares y reconfortantes. Marta es Jefa de Mejora Continua de Rocky Mountain Bottle Company, una empresa conjunta de Molson Coors y O-I Glass en Colorado. Su infancia está llena de visitas a Huta Szkła Wymiarki, una fábrica de vidrio del oeste de Polonia donde creció y donde trabajaban sus padres.
«Mi padre conducía un camión, traía la arena de la mina cercana a la planta y luego entregaba el dinero de los clientes», cuenta. «Me recogía en casa y yo le acompañaba en sus viajes de negocios. Sus clientes me daban dulces, y me encantaba estar con él mientras trabajaba».
Dice que casi todo el mundo en su comunidad trabajaba en la industria del vidrio cuando ella era niña, y muchos de sus familiares y amigos siguen haciéndolo. Creció conociendo a gente que trabajaba en las máquinas de conformado, en la parte fría y en todos los aspectos de los hornos de vidrio.
«Conocía a estas personas no sólo porque eran compañeros de mis padres, sino porque formaban parte de nuestra ciudad, y éste era el trabajo que hacían», afirma.
Trasladarse a Estados Unidos y encontrar un hogar en la fabricación de vidrio
Marta dejó Wymiarki para ir a la universidad en Cracovia. Se licenció en Química e Ingeniería Química por la Universidad de Ciencia y Tecnología AGH de Polonia. Siguió su corazón cuando su entonces novio, un profesional estadounidense que trabajaba en Polonia, la invitó a acompañarle a su regreso a Estados Unidos.
La pareja vivió en Michigan, donde Marta estudió inglés y nociones básicas de economía en un colegio comunitario y trabajó como ayudante de laboratorio de química. Tras mudarse a Florida y casarse, obtuvo la tarjeta de residencia y empezó a buscar un trabajo a tiempo completo.
«Aquí estaba yo, con 28 años», dice. «Después de emigrar a Estados Unidos sin conexiones profesionales y mudarme varias veces, estaba lista para algo que se sintiera como en casa».
«Hogar» significaba trabajo dentro de la industria vidriera, así que solicitó un puesto de ciencia del vidrio en la sede de O-I en Perrysburg. Su entrevista demuestra la pasión que sentía por el trabajo en vidrio. Su vuelo original desde Florida fue cancelado, así que reservó un vuelo a Pittsburgh y condujo las 3 horas y media restantes hasta el noroeste de Ohio.
«Deseaba tanto ese trabajo en concreto que decidí que haría lo que fuera para llegar a esa entrevista», dice recordando.
Retribuir a un sector que ama
La carrera de Marta en O-I comenzó en Perrysburg como Científica del Vidrio en Investigación y Desarrollo. En octubre de 2020, cambió de función para desempeñar el cargo de Líder de Mejora Continua, Licencias Tecnológicas Globales, para RMBC de Colorado. Se centra en optimizar el vidrio y servir de puente entre la planta, O-I Glass y Molson Coors.
«Para mí, la fabricación de vidrio es un arte», afirma. «Me encanta ver cómo formamos el vidrio. Luego ver que hemos liberado el molde, y ahí está, aquí delante de mí. Ahí está la botella de pie».
Marta atesora su experiencia en operaciones, pues cree que una planta bien gestionada es el corazón palpitante del éxito de O-I. Le apasiona aprender y comprender las operaciones, la estructura, los retos y los pormenores del día a día de una planta.
«Hago cambios basados en la ciencia y en lo que funciona para la gente que trabaja en las plantas», dice.
«Me encanta estar aquí. Me encanta el trabajo, esta planta, esta gente y todo lo que tiene que ver con ello.»
Ha visto lo acogedora que puede ser la industria del vidrio para las mujeres. Defensora de la mujer en la empresa y miembro de la Sociedad de Mujeres Ingenieras, anima a otras mujeres a incorporarse a la industria del vidrio.
«La industria del vidrio está hambrienta de grandes líderes. En particular, de mujeres. Nos está esperando», afirma con rotundidad.
¿Y sus sueños para el futuro? Como profesora y colaboradora nata, le gustaría crecer como líder en O-I, y tal vez volver a la sede para compartir sus conocimientos y experiencia para crear eficiencias en más instalaciones a mayor escala.
«El vidrio me ha dado un hogar, una educación y ahora una carrera», dice Marta. «Trabajo cada día para devolver algo a la industria que amo».
